Esfuerzos para combatir los incendios en el Museo de la Getty Villa
“Sabía que debíamos cuidar el fuerte”

El incendio de Palisades visto desde la cafetería del Museo de la Getty Villa
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El especialista en preparación para emergencias Les Borsay del Getty estaba inmerso en una rutina de prueba del sistema de alarma contra incendios del Museo de la Getty Villa alrededor de las 10:00 a. m. del 7 de enero cuando recibió un mensaje de texto de PulsePoint, una aplicación de alertas de emergencia.
Un incendio forestal se había desatado a unas dos millas de distancia, en Palisades Highlands.
Los incendios forestales son comunes en el sur de California; de hecho, el otoño pasado se desató uno en Palisades Highlands. En ese caso, los bomberos lo extinguieron bastante rápido; pero este nuevo incendio, como pronto quedó en evidencia, fue mucho peor.
“Las llamas bajaron por la colina muy rápido”, cuenta Borsay. “El viento era muy fuerte. Creo que transcurrieron menos de dos horas y ya estaba muy cerca”. El hecho de que Borsay estuviera probando el sistema de alarma contra incendios cuando se inició el fuego abre una ventana a la seriedad con la que el Getty afronta la preparación para emergencias. La construcción de la sede y la conservación del terreno, así como los esfuerzos estratégicos de los bomberos locales, ayudaron a proteger a la Villa de daños mayores. Y cuando las llamas aparecieron alrededor de los terrenos de la Villa, un frente humano conformado por miembros del personal luchó contra ellas.
“Estamos aquí gracias a los departamentos de Terrenos, Seguridad e Instalaciones”, señala Borsay. “Estamos aquí gracias a las personas que construyeron la Villa de esta forma, no hay duda al respecto. Y también estamos aquí gracias a los bomberos, indudablemente”.
El “James Bond” de la construcción de museos
Incluso mientras el incendio de Palisades se acercaba más a la Villa, sus instalaciones permanecieron intactas. Eso se debe a que las galerías y las áreas de almacenamiento están bien diseñadas, hechas con ingeniería de vanguardia que, durante un incendio, las convierten en el lugar más seguro posible para obras de arte y archivos. “Todos siempre me hablaron de que nuestras instalaciones se construyeron al estilo James Bond”, comenta la presidenta y directora ejecutiva del Getty, Katherine E. Fleming. Este fue el primer incendio grave en el Getty desde que ella tomó las riendas de la institución, en 2022. “Y luego lo vi realmente en acción. Fue impresionante”.
Las paredes de la Villa están construidas con hormigón armado y el techo está recubierto con tejas; ambos materiales ayudan a proteger al edificio de los incendios. La edificación también cuenta con una forma de aislar las llamas que consiste en puertas cortafuegos que pueden detener la propagación del humo o el fuego al resto del lugar. Un sistema de aire acondicionado con filtro de carbón mantiene un flujo de presión que se puede aumentar según sea necesario para mantener el humo la ceniza fuera de las áreas. Hay dispositivos de detección de incendios en cada galería, oficina y otros espacios que se activa a un umbral muy bajo para detectar un incendio en la etapa inicial. También hay aspersores contra el fuego, pero se mantienen completamente secos para evitar intrusiones accidentales de agua. Solo se activan como último recurso. Una reserva de respaldo proporciona agua en caso de que la Villa pierda presión de agua de la unidad principal. Por otra parte, en caso de un corte de energía eléctrica, cuenta con generadores eléctricos de emergencia que pueden mantener durante semanas el funcionamiento del sistema contra incendios, las luces de emergencia y otros sistemas esenciales de la Villa.
Los jardines exteriores y el paisaje circundante también están diseñados para mitigar el riesgo de incendio y se les hace mantenimiento con ese fin. Un complejo sistema de irrigación mantiene la tierra húmeda según sea necesario. La propiedad está rodeada de robles, específicamente, porque absorben bien el agua y no se queman tan rápido como otro tipo de vegetación. Además, durante todo el año, el personal que se encarga de los terrenos mantiene, con meticulosidad, los arbustos a un nivel bajo y las líneas de los árboles, de forma tal que excede el radio requerido por el Departamento de Bomberos de Los Ángeles.
“Es increíble el esfuerzo que requiere hacer esto”, señala Luis Gómez, supervisor de Terrenos. “Hay vida silvestre, robles venenosos y plantas con espinas. Los trabajadores salen año tras año, durante la época de calor, con equipos pesados, para asegurarse de que permanezcamos a salvo”.
No es solo el diseño del edificio y del lugar lo que mantiene a la Villa protegida, sino también el diligente trabajo de los empleados, quienes cada año dedican horas a la capacitación y planificación para estar preparados a enfrentar emergencias, y siguen procedimientos que se han estructurado cuidadosamente con antelación. Instituciones de todo el mundo consultan al Getty para conocer su experiencia en la mitigación de incendios.
“La Villa sigue en pie después de este incendio por nuestra sólida cultura de seguridad”, destaca Michael Rogers, director de Instalaciones. “Durante décadas, quienes nos dedicamos a liderar el trabajo de Instalaciones y Seguridad nos preparamos para eventos como este: incendios, terremotos, inundaciones, etc. Contamos con procedimientos sólidos, que en este caso el personal siguió para resguardar la sede”.
Fuego en los terrenos
A medida que el humo negro crecía a la distancia y las llamas se precipitaban por las colinas, los procedimientos de prevención de incendios marchaban en la Villa como un reloj. Se activaron los aspersores de irrigación. Todo el personal se fue a casa, salvo por cerca de una docena de miembros de los equipos de Seguridad e Instalaciones que se ofrecieron como voluntarios para quedarse. El grupo trabajó desde una sala llamada Centro de Operaciones de Emergencia (EOC) dentro de la Villa y estuvo en contacto todo el tiempo con un grupo pequeño de personal que monitoreaba la situación desde el EOC del Getty Center. Equipado con monitores, el EOC a veces podía captar qué ocurría incluso mejor que el equipo de la Villa, y el personal del Center ayudó a transmitir mensajes cuando algunas de las radios de la Villa dejaron de funcionar.

El personal que se encontraba en el EOC del Getty Center ayudó a monitorear qué estaba pasando en la Villa.
Se activó el sistema de gestión de edificios de la Villa, que regula la calefacción, ventilación y climatización, y se sellaron las puertas del Museo. Vlad Slavin, supervisor de Ingeniería de la Villa, monitoreó la humedad dentro de las galerías y acudió cuando sonaron las alarmas contra incendios.
Los equipos del Center y de la Villa vigilaron las cámaras de seguridad para detectar signos de fuego. Algunos miembros también patrullaron la sede en vehículos para cerciorarse personalmente de que todo estuviera bajo control. Se rotaron para seguir vigilando lugares específicos, incluidas las áreas más vulnerables, como, por ejemplo, un estacionamiento para vehículos que podría representar un peligro extremo de incendio en ese momento.
Durante todo el día y hacia la noche, los trabajadores se turnaron para adentrarse en el aire caliente y lleno de humo para extinguir llamas o focos pequeños con extintores y palas, o dándoles golpes. Usaron mascarillas N95 y lentes de seguridad, y se les pidió que regresaran al edificio en un plazo de 20 a 30 minutos. Los árboles estallaban a medida que las brasas volaban por el aire. Se iniciaron incendios en las plantas de romero junto al estacionamiento para visitantes y en las plantas sobre el teatro clásico al aire libre, en la colina junto a la casa vecina, llamada Villa de León (no relacionada con la Getty Villa) y fuera de la puerta principal de la Villa. “El problema fue el viento. Tan pronto como apagábamos un incendio, teníamos otro detrás”, relata el supervisor de Seguridad Carl Gordon. “Debemos haber usado al menos 40 extintores de cinco libras”.

El fuego ardía justo por encima de la Villa.
Gordon y sus compañeros de equipo no son bomberos, pero sintieron el impulso de proteger la Villa, incluso aunque no tuvieran la obligación de quedarse.
“Los familiares llamaban al personal de seguridad y nos preguntaban '¿Por qué no se han ido?', '¿Por qué siguen ahí?', '¿Qué les pasa?'”, cuenta Gordon, que ha trabajado en el Getty durante 30 años. “No puedo responder qué me pasaba ese día, pero sabía que debíamos cuidar el fuerte. Cuando has estado en un lugar durante tanto tiempo, te sientes dueño y responsable”.
Borsay relata que pasó 28 horas seguidas en la Villa; otros se quedaron 72 horas, monitoreando el lugar y los sistemas, y turnándose para dormir en catres.
“Todos estaban muy calmados; nadie se quejó”, señala Borsay. “Todos preguntaban '¿Cómo puedo ayudar?', '¿Dónde hay otro incendio?'”.

Hubo incendios pequeños alrededor de los terrenos de la Villa durante todo el día.
A medida que las llamas se acercaban a la Villa, el personal llamó al 911 para ayudar a guiar a los bomberos a donde estaba el incendio. Un helicóptero roció agua sobre una colina adyacente a Ranch House, el Museo Getty original, que abrió sus puertas al público en 1954, lo que posiblemente salvó al edificio del desastre. Los bomberos también pudieron sacar agua del tanque de 50,000 galones de la Villa para recargar los camiones. Si bien los bomberos no tenían instrucciones específicas de proteger la Villa, sus esfuerzos por defender el vecindario circundante ayudaron a contener los aterradores frentes de fuego para que no traspasaran ninguna de las estructuras de la Villa.
Cuando el humo se despejó (literalmente), la Villa seguía en pie, sin daños. Dentro del Museo, las obras de arte permanecieron intactas. “Podrías haber entrado con guantes blancos y tocado las superficies de las obras, y no habrías recogido ni una sola partícula de polvo”, destaca Fleming.
Supervisores de Seguridad Carl Gordon (izquierda) y Roberto J. González el día después del incendio de Palisades
Foto: Don Jones
El trabajador de Seguridad Medardo Talledo ayuda a limpiar la Villa el día después del incendio.
Foto: Don Jones
Luis Gómez (izquierda) y miembros del departamento de Terrenos trabajan para limpiar después del incendio.
Los jardines de la Villa permanecieron intactos; sin embargo, el paisaje circundante se quemó; había árboles calcinados y áreas con matorral de salvia costero reducidas a cenizas. También cabe la posibilidad de que las cenizas formen una capa que impida a la tierra absorber el agua. “Llevará más tiempo conocer el alcance de esto”, señala Brian Houck, director de Terrenos y Jardines.
Quizás la evidencia más contundente del incendio que rodeó a la Villa esa noche sea el agua de las fuentes. Bajo la atenta mirada de las réplicas de las estatuas romanas que las rodean, el agua se volvió de color negro por las cenizas.
Después del incendio, las cenizas negras cubrieron el agua en las fuentes de la Villa.
Las marcas del incendio eran visibles desde los bordes externos de la Villa.
Katherine Fleming camina por el Jardín exterior con peristilos de la Villa.
Un esfuerzo de todo el Getty
Mientras el personal luchaba contra el fuego en los terrenos, otros equipos del Getty se reunían para encargarse de otros asuntos apremiantes que surgieron.
El equipo de liderazgo del Museo aseguró a los representantes de instituciones de todo el mundo que aún estaban a salvo las obras de arte que le habían prestado al Getty. Fue necesario buscar un nuevo alojamiento para los miembros del Programa para Académicos del Getty, ya que residían en un complejo de apartamentos dentro de una zona de evacuación. Desde el EOC del Center, quienes lideraban estos esfuerzos del Getty también hicieron un seguimiento al estado de la comunidad de Pacific Palisades y de los empleados del Getty damnificados. “Fue muy real para nosotros que había un vecindario y personas a nuestro alrededor que también estaban en medio de su propio infierno”, dice Fleming. “Estábamos en esto juntos y ellos nos preocupaban”. De hecho, en muchas ocasiones, los miembros del personal de Seguridad ofrecieron comida, agua, hielo y linternas a vecinos varados en viviendas cercanas.
Joan Weinstein, directora de Getty Foundation, comenzó a pensar en cómo el Getty podía ayudar a la comunidad de artistas afectados por el desastre (más información a continuación). Desde el EOC del Center, el equipo de comunicaciones divulgó información relevante sobre la situación del incendio a cientos de empleados del Getty que querían saber novedades, y a medios de comunicación alrededor del mundo. Eso incluyó responder preguntas que las personas hacían en las redes sociales sobre el estado de la Villa y corregir información errónea que se esparcía casi tan rápido como el fuego. “Un canal de noticias estaba en la finca Villa de León mientras se incendiaba, y decía que se trataba de la Getty Villa”, recuerda Alexandria Sivak, directora asistente de Noticias y Relaciones con los Medios de Comunicación. “Llamé a su sala de prensa y dije '¿Pueden decirle al reportero que esa no es la Getty Villa?'. En cierto punto, nos dimos cuenta de que no era mucho lo que se podía hacer”.
El día después
Cuando pasó la peor parte del incendio, el personal del Getty se mantuvo ocupado: reemplazó los aspersores contra incendios dañados en el estacionamiento, vigiló las puertas ante posibles saqueadores, controló el lugar en busca de focos activos (incluso una semana después, un pequeño incendio se reactivó en una colina cerca de un parqueadero) y trabajó con las unidades de bomberos que pasaban por el área para realizar controles de seguridad. Borsay siempre les ofrecía un mapa del lugar, galletas, agua y acceso al baño y a las duchas; los exhaustos trabajadores del equipo estaban muy agradecidos.
Katherine Fleming abraza a Vlad Slavin mientras caminan por la Villa después del incendio.
Les Borsay (izquierda) y el asesor general del Getty Stephen Clark revisan las galerías de la Villa.
El personal del Getty revisa los terrenos de la Villa.
En los próximos meses, los terrenos de la Villa se someterán a una limpieza exhaustiva, y será preciso reemplazar el sistema de irrigación, dañado en el incendio. Está claro que la recuperación emocional y financiera de quienes perdieron sus hogares o medios de vida tomará mucho más tiempo. Para ayudar, el Getty se ha asociado con una coalición de importantes organizaciones artísticas y filantrópicas de Los Ángeles para lanzar el Fondo de Ayuda por los Incendios de la Comunidad Artística de Los Ángeles. Los artistas y trabajadores del arte de todas las disciplinas que hayan sido afectados por el incidente pueden solicitar una subvención de emergencia.
Camille Kirk, directora del área de Sustentabilidad del Getty, dice que espera ser parte de un diálogo en la región sobre recuperación resiliente y poder compartir los aprendizajes del Getty; después de todo, no será el último incendio que tendremos en los Ángeles. “Tenemos que encontrar formas de vivir más en armonía con la naturaleza en este ecosistema, dado el cambio climático”, señala Kirk.
Las instituciones artísticas como el Getty también pueden ser parte del difícil proceso de encontrarle el sentido a este evento traumático. Kirk nos recuerda que una de las funciones de las artes y las humanidades es ayudarnos a procesar el mundo y entenderlo. Quizás los artistas están mejor equipados que la mayoría para ofrecer una forma de comprender el desastre y cómo avanzar cuando nos enfrentamos a una pérdida de esta magnitud.
“El arte crea pausas y oportunidades para reunirnos, encontrar felicidad, experimentar sorpresa, sentir inspiración o aprender a encauzar acciones”, dice Kirk. “El arte también nos ayuda a encontrarle sentido a lo que, francamente, se siente abrumador e ilógico”.